Rescate a la banca italiana entra en una etapa crítica
Una derrota en el referendum aumentará la incertidumbre sobre el tercer banco del país.
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Monte dei Paschi di Siena (MPS), el tercer banco comercial más grande de Italia, con activos totales de 160.000 millones de euros, está entrando en un período crítico para su ambicioso plan de rescate.
El rechazo a la reforma constitucional del gobierno en el referéndum del 4 de diciembre, considerado como escenario base, puede dañar la confianza, aumentando los riesgos de un colapso.
En conjunto con los planes de mejorar la rentabilidad –por medio de la venta de activos y reducción del personal (2.600 empleados, o 10%) y sucursales (500, o más de 25%) hasta 2019–, Marco Morelli, el director ejecutivo de MPS, propuso traspasar de 27.600 millones de euros en préstamos incobrables (NPL) a un vehículo de securitización, que asignaría un tramo intermedio de los NPL securitizados al fondo italiano de emergencia Atlante (“Atlas”) II. Además, realizaría un “ejercicio de gestión de riesgos” (LME) antes del referéndum, dando a inversionistas institucionales y retail una opción de canjear deuda subordinada por acciones, en la mayoría de los casos por toda o la mayor parte del valor par de los bonos y atraería capital fresco –en parte de inversionistas nuevos, incluyendo “un inversionista ancla”– por hasta 5.000 millones de euros. Eso ocurriría pronto después del referéndum.
Una reunión extraordinaria de inversionistas está agendada para hoy. El LME es crucial para el éxito, ya que una mayor participación reduciría el monto que el MPS tiene que atraer por medio de aumento del capital. El banco, que ha quemado 8.000 millones de euros en capital fresco en cuatro años, probablemente no podrá levantar 5.000 millones de euros en el mercado, sobre todo si gana el No.
El rol de autoridades
Si el rescate se precipitara –como resultado de un rechazo a la reforma, el fracaso del LME o del aumento de capital, o alguna combinación de todos– sería improbable que el Estado pueda absorber al banco. En cambio, realizaría una inyección de capital que exigiría un rescate según las reglas bancarias de la Unión Europea.
El gobierno buscaría minimizar la caída – compensando por ejemplo a los inversionistas retail–, pero eso puede no ser suficiente para aliviar la presión del mercado a algunos bancos más pequeños con problemas y posiblemente a UniCredit, el banco más grande de Italia, que está más sano, pero que planea efectuar un aumento de capital más grande a principios de 2017.